Bienvenidos a mi espacio sideral
Cuando era niña, miraba la orquesta con entusiasmo, cuando la programación de la cadena televisiva ofrecía conciertos en época de recogimiento.
El arpa era el instrumento que atraía mi atención.
Puedo imaginarme pasando mis dedos por sus cuerdas y transformándome en una con ella.
Es posible que si hubiera podido tener a mi alcance la oportunidad que no tuve, ese deseo se hubiera saturado, o dejado de tener latencia, pero como la música, en mi caso, sólo me concedió el arte de seguirla con pasos de baile, nunca sabré si hubiera tenido suficiente disciplina para dedicarle mi tiempo.
A veces, cuando imagino en mis relatos, a personajes tañendo instrumento, es el arpa la imagen que se impone en mi retina interior.
Escribo visualizando.
Disfruto en primer plano los meandros de lo que intento escribir.
Si escribiera de terror se me pondrían los pelos de punta, porque lo viviría como una pesadilla que lastraría durante el tiempo que en ello estuviera arguyendo.
Escribir permite tomar muchos papeles. No suelo proyectarme en el personaje. Más bien, intento internarme en su ser y actuar en las letras que lo reflejan como si fuera él.
Narrativas desde la otredad era una forma de ponerme en el pellejo de otro u otra.
De alguien que desde su lugar pudiera mirarme y entablar conmigo una comunicación mediada por la palabra.
Nada tiene de extraordinario. El mundo seguirá girando. Lo que interesa es esta actividad que enriquece mis horas en un estar pensando sobre ello, y diluye emociones corrosivas de lo cotidiano que no deben ocupar más que el momento en que deba responder a ellas.
Busco evitar el estrés. Distraerme con valores positivos, no pasivos.
Pasé largo tiempo vital leyendo a los demás.
La vida es breve. El arte tiene esta parte de actividad autoreferente.
¿Cuántas voces ocultas en el paso del tiempo?
No creo que quede lo que vale. Pienso que llega lo que encuentra su canal para estar.
De los espacios que usamos en redes y blogs, hay tanto ruido que difícilmente sean oídos.
Han proliferado publicaciones en papel y ebooks.
De las redes se han puesto en marcha editoriales pequeñas que dan soporte a los suyos.
No era ese el papel que quería jugar.
Busque sitios de encuentro.
Los espacios blogueros quedaron quietos.
Estoy en el camino de retorno a ellos.
Mañana me alejaré durante un tiempo de todo esto.
Entraré en el entorno familiar y disfrutaré del encuentro con los míos.
La vida me ofrece esa dualidad.
Un estar para mí, y un entorno de quienes me ven con buenos ojos.
El mundo laboral está allí por necesidad.
No lo tengo tan crudo, pero si pudiera pasar de él, éste es el momento en que colgaría los bártulos y me dedicaría a lo que me gusta hacer.
Soy activa.
Mantengo esta actividad casi a diario.
Cuando no tengo teclado, tomo papel y lápiz.
Veremos que me ofrece este nuevo viaje de retorno a la orilla e ese río que me vio nacer.
Deseo que no tengamos ningún mal trance.
Nos cuidaremos y daremos soporte.
Quererse es lo primero y principal.
1 comentario:
Ésta fue la antesala de la pérdida.
Ahora sin ellos. Esas navidades que se anunciaban familiares y jocosas, fueron hiel. Hospitales. Pérdida de nuestra madre. Una irreparable ausencia. Un dos de febrero gélido. Estanque helado. El frío en mis huesos desde esa madrugada de lo irrevocable.
Papá también.
¿Cómo se transita la vida sin el reflejo en sus pupilas?
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